miércoles, 26 de diciembre de 2012

QUE FUTURO NOS DEPARA



Conversando con un amigo sobre un “futuro que no pudo ser”; repasábamos momentos  que pudieron cambiar nuestra historia.
Fines de 1996, un comando terrorista toma la residencia del embajador del Japón en Perú y tiene en vilo a la población por 122 días mientras que las crisis económicas acechaban al mundo y nuestro país sentía los estragos.
Ya habían pasado más de seis años de las medidas trascendentales que permitieron salvar al Perú del descalabro así como una medida que gozó de inmensa popularidad como la del 5 de abril de 1992. La elección de un Congreso Constituyente y la aprobación vía Referendum de la Constitución posibilitaron los cambios profundos que sentaron las bases para el auge del Perú.
Días aciagos sucedieron con el último conflicto con el Ecuador pero que abrieron el camino de la paz definitiva. Otra obra de Alberto Fujimori.
Sin embargo no se hicieron las reformas de “segunda generación” y el cálculo político inmediatista originó que una clase política ya muerta, resucitará como respuesta a una forzada interpretación de la figura de la reelección presidencial.
Alberto Fujimori se equivocó esta vez. No prosiguió con el impulso de un movimiento político que había nacido a raíz de las elecciones municipales de 1998 y siguió con la tesis del “no partido”. La figura de Absalón Vásquez, exitoso ministro y gran operador político, estaba en el bolo para ser el recambio para el 2000 pero las mezquindades de un grupo de “líderes históricos” impidió esa posibilidad. Pregunto, ¿cuántos líderes de esos realmente lo son? ¿qué capacidad de organizar y movilizar demostraron a lo largo de los años de la persecución?.
La llamada “interpretación auténtica” que antecedió a la postulación de Fujimori unió los restos de una clase política derrotada y con recursos de las ONGs lograron arrastrar tras de sí a un importante sector de la población. Siguieron muchas protestas sociales que no fueron contrarrestadas a tiempo y el punto más alto de esa protesta fue la llamada “Marcha de los $ Suyos”.
Cuánto se hubiera ahorrado al país si se hubiera entendido que era momento de un recambio para profundizar lo avanzado. Se imaginan cuánto más hubiera crecido el país entre el 2000-2010 si en vez del “trago , la molicie y Punta Sal” se hubiera seguido trabajando por el país como se trabajó entre el 1990-2000.
A un periodo de “calma chicha” vino el 14 de setiembre, la renuncia a la Presidencia y crasos errores , la ruptura de la bancada en el Congreso, la censura a Martha Hildebrandt, el acortamiento ANTICONSTITUCINAL del mandato congresal (el Tribuno Valle Riestra no pudo renunciar a su mandato por más que quiso porque éste es IRRENUNCIABLE) y finalmente la miopía y la infraternidad que impidió que Pablo Macera asumiera la Presidencia del Congreso y con ello ser el Presidente Transitorio en vez de Valentín Paniagua.
Lo que siguió es ya historia; dos listas separadas en las elecciones del 2001 y años de persecución hasta el 2011 cuando se pierde en forma increíble. Los responsables nunca dieron la cara y menos hicieron un “mea culpa” sincero.
Hoy Fujimori sigue en cárcel. Se sigue con una estrategia donde no se recurre a los fujimoristas (“el tema del indulto es un tema familiar”) sea por cálculo o por incapacidad de poder organizar y movilizar al sentimiento fujimorista. Y pensar que algunos “sacan pecho” por 3 mil personas que estuvimos el 14 en el Campo de Marte. Con esa demostración “de fuerza”, NUNCA nos harán caso. Salvo mejor parecer.

martes, 14 de agosto de 2012

UN RECUENTO DE LOS JUEGOS OLIMPICOS LONDRES 2012



17 días de competencias, entre el 27 de julio y el 12 de agosto,  fueron  punto culminante de 4 años de dedicación, sacrificios y perseverancia. Sudor, lágrimas y hasta sangre en busca de una preciada medalla olímpica.
Vimos con emoción como el llanto brotaba de los ojos de los ganadores por la gloria obtenida y de los que no ganaron, por no haber logrado lo que tanto soñaron. Horas, minutos y segundos de competencia resumieron ese esfuerzo. Al final todos ganaron incluso la coreana que perdió en el último segundo de competencia en esgrima, los levantadores de pesas coreano y alemán lesionados en un esfuerzo supremo por lograr una medalla, los brasileños que perdieron ante los rusos en la final de vóley masculino luego de estar a un punto de la medalla de oro, los taekondistas que perdieron en definición, la sueca Norden que perdió en “foto finish” en Triatlón, los basquetbolistas españoles que a pesar de perder con el “Dream Team” hicieron el mejor de sus esfuerzos o el sudafricano Sartorius, quien sin dos piernas desafió al destino. Ellos también ganaron la admiración del mundo. Como ganaron Federer y Del Potro en un épico partido de tenis de más de cuatro horas que lo ganó finalmente el suizo pero quien perdió el partido que definió la medalla de oro ante el británico Murray. Un gesto de “fair play” inolvidable fue el abrazo (con intercambio de camisetas y alzado en brazos del ganador) entre el medallista de oro de Kenia y el francés que llegó segundo en la final de los 3 mil metros con obstáculos.
Como toda obra humana hubo desaciertos como algunos fallos localistas en Box y en Tae Kwon Do, el craso error al equivocar la bandera de Corea del Norte con la de Corea del Sur, la no contabilización de un lanzamiento de la martillista alemana en la final de esa prueba. Fueron pocos pero fueron. La sombra del doping se hizo presente también, cuando la bielorrusa campeona en lanzamiento de bala fue despojada de su medalla por este fragelo contra el “fair play”. Cuentan también algunas descalificaciones discutibles como la de la cuarteta de Canadá en los 4 x 400 lisos varones Y el equipo chino de velocidad en ciclismo femenino. En ambos casos ya celebraban y fueron descalificados o los equipos de bádminton femenino  descalificados por supuestos arreglos.
Surgen figuras como Phelps, sin duda alguna un astro olímpico con 22 medallas ganadas a lo largo de su intervención olímpica o el “Rayo” Usain Bolt con 6 medallas acumuladas en dos olimpiadas. Cabe mencionar también a los mexicanos ganadores del fútbol masculino, al pesista coreano que levantó en total 3 veces su peso, a los ganadores de la maratón la etíope y el ugandés, al keniata que rompió el record de los 800 metros planos, a las chicas estadounidenses ganadoras de la posta 4x 100 con record, a los dos boxeadores cubanos medallistas de oro que dictaron cátedra en el ring o cada uno de los ocho medallistas de Colombia.
Participaron más de diez mil atletas pero solo había 302 medallas de oro, de las cuales 14 fueron colectivas (fútbol, basket, vóley, balonmano, hockey, waterpolo y vóley playa tanto para varones como mujeres). Los que obtuvieron una medalla se llenaron de gloria y los que no ganaron se llevaron las palmas por el esfuerzo desplegado como los peruanos Inés Melchor y Raúl Pacheco, ambos maratonistas peruanos que  culminaron en los puestos 25º y 21º de sus categorías de un total de 118 y 105 participantes respectivamente.
“Ganar sin orgullo, perder con honor” es un lema que resume el espíritu  olímpico, opacado en dos casos puntuales. El desprecio de algunos futbolistas brasileños por las medallas de plata en la ceremonia de entrega de medallas y la falta de “espíritu marcial” del taekondista argentino, ganador de una medalla de oro, quien simuló estar lesionado para “enfriar” la pelea contra el español a poco de terminar ésta, pero que se “olvidó” luego del dolor al celebrar.
El domingo concluyeron los Juegos Olímpicos. Fue emocionante ver cientos de atletas de todos los rincones del mundo abrazarse y compartir la fiesta de la clausura entremezclados sin banderas ni himnos de por medio. Vendrá el tiempo de la Olimpiada o sea 4 años de preparativos y de competencias para que Río 2016 convoque a los mejores atletas del mundo.
Esperemos que el Gobierno Central y los regionales así como la empresa privada inviertan en el deporte y la recreación y que la participación de los deportistas peruanos no sean solo “de relleno”. Así mismo creemos que el espíritu olímpico debe primar sobre el “poder de las transnacionales” que imponen su agenda sobre los esfuerzos de cientos de atletas que luchan por ganar una medalla.
¡Gloria para los ganadores y perdedores¡