17 días de competencias, entre el 27 de julio y el 12 de agosto, fueron punto culminante de 4 años de dedicación,
sacrificios y perseverancia. Sudor, lágrimas y hasta sangre en busca de una
preciada medalla olímpica.
Vimos con emoción como el llanto brotaba de los ojos de los ganadores por
la gloria obtenida y de los que no ganaron, por no haber logrado lo que tanto
soñaron. Horas, minutos y segundos de competencia resumieron ese esfuerzo. Al
final todos ganaron incluso la coreana que perdió en el último segundo de
competencia en esgrima, los levantadores de pesas coreano y alemán lesionados
en un esfuerzo supremo por lograr una medalla, los brasileños que perdieron
ante los rusos en la final de vóley masculino luego de estar a un punto de la
medalla de oro, los taekondistas que perdieron en definición, la sueca Norden
que perdió en “foto finish” en Triatlón, los basquetbolistas españoles que a
pesar de perder con el “Dream Team” hicieron el mejor de sus esfuerzos o el
sudafricano Sartorius, quien sin dos piernas desafió al destino. Ellos también
ganaron la admiración del mundo. Como ganaron Federer y Del Potro en un épico
partido de tenis de más de cuatro horas que lo ganó finalmente el suizo pero quien
perdió el partido que definió la medalla de oro ante el británico Murray. Un
gesto de “fair play” inolvidable fue el abrazo (con intercambio de camisetas y
alzado en brazos del ganador) entre el medallista de oro de Kenia y el francés
que llegó segundo en la final de los 3 mil metros con obstáculos.
Como toda obra humana hubo desaciertos como algunos fallos localistas en
Box y en Tae Kwon Do, el craso error al equivocar la bandera de Corea del Norte
con la de Corea del Sur, la no contabilización de un lanzamiento de la
martillista alemana en la final de esa prueba. Fueron pocos pero fueron. La
sombra del doping se hizo presente también, cuando la bielorrusa campeona en
lanzamiento de bala fue despojada de su medalla por este fragelo contra el
“fair play”. Cuentan también algunas descalificaciones discutibles como la de
la cuarteta de Canadá en los 4 x 400 lisos varones Y el equipo chino de
velocidad en ciclismo femenino. En ambos casos ya celebraban y fueron
descalificados o los equipos de bádminton femenino descalificados por supuestos arreglos.
Surgen figuras como Phelps, sin duda alguna un astro olímpico con 22
medallas ganadas a lo largo de su intervención olímpica o el “Rayo” Usain Bolt
con 6 medallas acumuladas en dos olimpiadas. Cabe mencionar también a los
mexicanos ganadores del fútbol masculino, al pesista coreano que levantó en
total 3 veces su peso, a los ganadores de la maratón la etíope y el ugandés, al
keniata que rompió el record de los 800 metros planos, a las chicas estadounidenses
ganadoras de la posta 4x 100 con record, a los dos boxeadores cubanos medallistas
de oro que dictaron cátedra en el ring o cada uno de los ocho medallistas de
Colombia.
Participaron más de diez mil atletas pero solo había 302 medallas de oro,
de las cuales 14 fueron colectivas (fútbol, basket, vóley, balonmano, hockey,
waterpolo y vóley playa tanto para varones como mujeres). Los que obtuvieron
una medalla se llenaron de gloria y los que no ganaron se llevaron las palmas
por el esfuerzo desplegado como los peruanos Inés Melchor y Raúl Pacheco, ambos
maratonistas peruanos que culminaron en
los puestos 25º y 21º de sus categorías de un total de 118 y 105 participantes
respectivamente.
“Ganar sin orgullo, perder con honor” es un lema que resume el
espíritu olímpico, opacado en dos casos
puntuales. El desprecio de algunos futbolistas brasileños por las medallas de
plata en la ceremonia de entrega de medallas y la falta de “espíritu marcial”
del taekondista argentino, ganador de una medalla de oro, quien simuló estar
lesionado para “enfriar” la pelea contra el español a poco de terminar ésta,
pero que se “olvidó” luego del dolor al celebrar.
El domingo concluyeron los Juegos Olímpicos. Fue emocionante ver cientos de
atletas de todos los rincones del mundo abrazarse y compartir la fiesta de la
clausura entremezclados sin banderas ni himnos de por medio. Vendrá el tiempo
de la Olimpiada o sea 4 años de preparativos y de competencias para que Río
2016 convoque a los mejores atletas del mundo.
Esperemos que el Gobierno Central y los regionales así como la empresa
privada inviertan en el deporte y la recreación y que la participación de los
deportistas peruanos no sean solo “de relleno”. Así mismo creemos que el
espíritu olímpico debe primar sobre el “poder de las transnacionales” que
imponen su agenda sobre los esfuerzos de cientos de atletas que luchan por
ganar una medalla.
¡Gloria para los ganadores y perdedores¡