Conversaba con un amigo sobre la revocatoria y me hacía ver su preocupación
por un “probable avance” del NO ante la llegada del publicista Favre y de caras
“nuevas” (que tan nuevas podrán ser la fea cara de Betty “mil camisetas” o la
de Henry Pis) de políticos y “gentita de Chollywood”. ¿Se imaginan una
balbuceante Kina en una sesión del Concejo Municipal?
Considero que en quincena de febrero la suerte estará echada. Lo que muchos
confunden es que en este proceso lo que se evalúa no es lo que se va hacer en
el futuro (para eso están los procesos electorales) sino lo que se ha hecho hasta
ahora o sea NADA. Si a esto le sumamos que el imaginario popular, respaldado
por la realidad, ve a Susana Villarán como INCAPAZ y OCIOSA; no hay mucho que
decir ya. La realidad no puede ser tapada por regalos o “manotazos de última
hora”.
Desde el primer día de “gestión” (si vale la pena esta palabra) SV y sus “gerentes”
demostraron que solo estaban preparados para escribir planes y propuestas más
no para gerenciar una ciudad con tantos problemas como Lima. Si preguntáramos
que nos den siquiera 5 obras trascendentes “empezadas y terminadas” en estos 25
meses, les aseguro que no las hay. La tan mentada “reforma del transporte
urbano” es tan solo buenos deseos que avanza a paso de “tortuga” y para variar,
no hay fecha aún para hacerse cargo de las 3 hectáreas del ex mercado de La Parada.
Del “olón” de La Herradura al “caudalón” del río Rímac poco hay de mea
culpa y mucho de mentiras, medias verdades y mucho de soberbia. Quienes
deberían ser sus “pararayos” la queman más a SV como sus ineptos gerentes o sus
“figuras” políticas como Zegarra o Glave.
Los “plumíferos” y sobones intentan por todos los medios querer que la
gente vea a la revocatoria como un proceso “mafioso y desestabilizador”. Hasta ahí
llega su miopía. Es la izquierda y derecha caviar que nunca entendió la dinámica
social de los emprendedores y de los sectores populares que dicen “representar”.
Y en un último intento de deslegitimar la voluntad popular, dicen que no se
debe gastar tanto dinero en convocar procesos para elegir a un alcalde que se
quedará tan solo 1 año en el cargo. Pues bien, planteemos que se elija a un
nuevo alcalde por los siguientes 4 años y se acabó¡¡
Lima no puede darse el lujo de seguir parada. El costo de mantener a la
incapacidad y ocio en un cargo tan importante es mucho mayor que los millones
que costarán la revocatoria y la elección de un nuevo alcalde.
Finalmente, no seamos ingenuos en pensar que los regidores no tienen su
parte de responsabilidad en todo este embrollo; por lo que creo que tampoco
debe quedar “títere con cabeza”
Salvo mejor parecer¡¡
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