jueves, 25 de abril de 2013

VICTOR RAUL Y ARMANDO: PRESENTES¡¡



En mi casa podría faltar algunas  comodidades más nunca  un diario. Crecí escuchando de política y soy de una generación que creció en una dicotomía que duró muchos años: ser aprista o ser antiaprista. No había medias tintas. Eso llevó también a que el Partido del Pueblo, la Alianza Popular Revolucionaria  Americana, se fortaleciera al influjo de la lealtad al Jefe y al Partido, a la hermandad y la militancia que se transmitía de abuelos a padre y a hijos.
Lo primero que recuerdo del APRA es la “convivencia” APRA-UNO. Aprendí a leer por mi afición al fútbol y a la política, siendo mis primeras fuentes dos medios antiapristas; El Comercio y Oiga.
Mucho se criticó esa alianza parlamentaria y la historia advierte un periodo de enfrentamiento con el primer gobierno del Presidente Belaúnde, que terminó con el Golpe Militar de la Junta Militar encabezada por el General Velasco. En el llamado “septenato” (1968-1975) el APRA fue combatida con ensañamiento desde la derecha hasta la izquierda, siendo el actual Canciller uno de sus más furibundos atacantes desde el Diario Expreso.
En esa etapa de persecución, su líder Haya de la Torre estuvo en Europa, bebiendo de las corrientes políticas y a la caída de Velasco, nuevos vientos soplaron. El APRA fue la primera mayoría en las elecciones para el Congreso Constituyente en 1978 y Haya de la Torre, ocupó por primera vez un cargo de elección popular, no porque no hubiera sido así antes sino que el antiaprismo le negó esa oportunidad en los años aurorales de los 30s del siglo pasado y en 1962 donde un golpe desconoció su triunfo en las ánforas. Haya antes de su muerte firmó al autógrafa de la Constitución que luego regiría hasta 1993. Su entierro fue una de las más grandes manifestaciones políticas de las que recuerde,; junto, paradójicamente, con el sepelio de uno de sus más grandes enemigos o sea el General Velasco.
Haya fundó  el APRA un 7 de mayo 1924 como un gran frente de trabajadores manuales e intelectuales, enarbolando un Programa de Cinco Puntos  que se plasma en su libro fundacional “EL ANTIMPERIALISMO Y EL APRA” (por ello su símbolo es una estrella de cinco puntas). Desde sus inicios el APRA fue perseguida por enfrentarse a las dictaduras de entonces y tres décadas después, el propio Haya hace una revisión de sus tesis iniciales y desde la Plaza San Martín, anuncia una vía alterna (“ni con Washington ni con Moscú). Sin duda alguna Haya fue un visionario cuyo mensaje no ha sido aún valorado como debería ser.
A su muerte, en 1979, Haya encarga a Armando Villanueva el destino del APRA. Pese a su derrota electoral en 1980, Villanueva logra imponer una línea política que llevó a la Presidencia al joven Alan García en 1985. La crisis de los 80s cuyo origen se incuba en los 70s con el Gobierno Militar estalla en el segundo gobierno de Belaúnde y todo colapsa tras un desastroso gobierno de García (1985-1990). Sin embargo la historia le daría una segunda oportunidad al APRA y a Alan García, que desde nuestro punto de vista, no desaprovecharon. Sin temor a equivocarme, fue un periodo de crecimiento y de desarrollo, cuyas bases sin lugar a dudas fueron puestas por el Presidente Fujimori en los 90s.
A pocos días de la muerte de uno de sus último líderes históricos, Armando Villanueva, DTB quiere rendir homenaje al pensamiento de Haya, a sus líderes que como Armando sacrificaron sus vidas en procura de sus ideales. Villanueva es símbolo de lealtad y consecuencia que los políticos de hoy deberían aprender como norma de vida.
En una coyuntura oscura e incierta el APRA tiene una tarea enorme, no solo enfrentar los nubarrones “bolivarianas” sino enarbolar una de las banderas que Haya, Villanueva y otros nunca arriaron: “PAN CON LIBERTAD”.

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