jueves, 20 de octubre de 2011

TIENE FUTURO EL FUJIMORISMO?


El fujimorismo irrumpe en la vida política del Perú, como un movimiento que lo encabezó un profesor universitario en compañía de desconocidos ciudadanos. Ganó unas elecciones en medio del peor desastre social y económico que haya vivido nuestra patria desde la Guerra con Chile. Llegó al gobierno ofreciendo arreglar las cosas con un programa de izquierda; pero ante la gravedad de los hechos tuvo el coraje de dar “un golpe de timón” y emprender el duro camino de la reconstrucción del Perú a un costo doloroso, pero inevitable.
Durante algo más de 20 meses tuvo que enfrentar una oposición irracional que bloqueó todas las salidas conducentes a combatir la crisis y el terrorismo genocida. Ante esos hechos, objetivos e innegables; tomó otra dura decisión. El 5 de abril de 1992 el propio presidente Fujimori encabezó un “autogolpe” y dictó una serie de medidas de emergencia. Pocos meses después emprende el retorno a la democracia convocando un Congreso Constituyente que elaboró la actual Carta Magna. En 1995, luego de un conflicto con el Ecuador; Fujimori es reelecto con una aplastante mayoría. El camino de la reconstrucción estaba trazado; sin embargo una serie de crisis económicas a nivel mundial y fenómenos climáticos unidos a yerros en la conducción de la política interna, condujeron a una polarización en el Perú y en medio de una serie de protestas, es electo por segunda vez, luego de haberse interpretado que la elección del año 2000, era la primera reelección, de acuerdo a la Constitución de 1993.
En setiembre del 2000, en medio de un escándalo político, Fujimori renuncia a la Presidencia y en noviembre de ese año, asume el mando de la Nación un presidente provisorio, quien convoca a elecciones en abril del 2001. Fujimori se va del Perú.
Los fujimoristas participan en las elecciones del año 2001 consiguiendo solo 3 escaños: dos de ellas , Luz Salgado y Carmen Lozada son acusadas constitucionalmente y pierden sus escaños a pesar de su fuerte votación, siendo reemplazadas por Martha Moyano y Martha Hildebrandt; en tanto Martha Chávez era suspendida acusada de haber cometido actos de corrupción. Las tres congresistas fueron absueltas luego. La persecución había iniciado. Muchos funcionarios de los gobiernos de Fujimori fueron acusados e incluso detenidos, aunque luego fueron absueltos.
Fujimori intenta su retorno vía Chile en noviembre del 2005 e procura candidatear en las elecciones del 2006 pero  su inscripción no es aceptada.
Hasta aquí, todo es historia.  Fujimori nunca formó un partido político. En los procesos electorales entre 1990 y el 2001, constituyó movimientos electorales sin mayor organicidad. Indudablemente esto fue un error que se pagó en los años de la “persecución”. El fujimorismo era solo un “sentimiento”, un “buen recuerdo” de un gobierno que salvó al Perú de la destrucción como Nación. No hubo capacidad de organizar una respuesta política y menos movilizar a las masas fujimoristas salvo en contadas ocasiones.
En el año 2006, el fujimorismo vuelve a participar con otro nombre; “Alianza para el Futuro”, y obtiene 13 congresistas, de un total de 120, siendo el “fiel de la balanza” en el Congreso que le permitió gobernar al presidente García, pese a no tener mayoría en el Congreso. Fujimori luego de un proceso es  extraditado al Perú en el 2007, juzgado y condenado a 25 años de cárcel por “crímenes de lesa humanidad”. Qué ironía, el Presidente que había pacificado el Perú es encarcelado mientras cientos de terroristas habían abandonado las cárceles, luego de ser indultados.
Pasaron 5 años más y el fujimorismo no pudo articular un movimiento organizado, con ideología y sus líderes no tuvieron mayor presencia y capacidad de respuesta política, salvo honrosas excepciones.
La gran oportunidad de reivindicar la obra del presidente Fujimori se dio en las elecciones de este año. Meses antes se había recolectado firmas para inscribir un nuevo movimiento, “Fuerza 2011”,  con el que participó en las elecciones. Keiko Fujimori de 36 años, hija de Alberto Fujimori,  tuvo la responsabilidad de este nuevo reto. En abril de este año logró pasar a una “segunda vuelta” con un comandante del Ejército en situación de retiro, que a la postre ganó el “ballotage” y se convirtió en Presidente del Perú.
¿Qué explica una derrota sorpresiva, forjada a lo largo de la campaña y vista recién en la última semana, previa a las elecciones del 5 de junio? Errores garrafales, una estrategia timorata, un mensaje incompleto y la falta de un equipo capaz de conducir al triunfo. Las ilusiones de miles de fujimoristas que habían aguantado a “pie firme” 10 años de persecución se diluyeron. En las elecciones congresales, se obtuvo 37 escaños, de 130; pero con nulo peso político. La “cifra repartidora” permitió que una gran mayoría sin “historia” fueran elegidos, dejando de lado a gente que se había “fajado” a lo largo de los 21 años de vida del fujimorismo.
El mismo 28 de julio, durante la “toma de mando” del Presidente, la congresista Martha Chávez protesta a viva voz contra un juramento basado en una Constitución no vigente. Esta protesta origina que la congresista Chávez sea suspendida arbitrariamente en una sesión “reservada” y obviando el procedimiento que estipula el propio Reglamento del Congreso. Pocos fueron los congresistas que protestaron contra esta injusticia. Incluso ni siquiera todos los  fujimoristas. Grave error de quienes estaban obligados a defenderla.
Poco después, la bancada fujimorista recibe un segundo desaire. Le son otorgados las presidencias de Comisiones Congresales sin mayor importancia e incluso la Comisión de Fiscalización, que le tocaba por “costumbre”, al ser la primera minoría opositora”, le es negada.
Segundo grave error: debió renunciarse a presidir cualquier comisión como protesta ante estas arbitrariedades. Los grupos políticos llamados a ser “oposición” se habían “subido al coche” y conformaron la Mesa Directiva con el grupo gobiernista y el grupo fujimorista quedó “fuera de juego”.
¿Cuál es el camino a seguir ante el inmovilismo, falta de liderazgo y de propuestas claras? En primer lugar, el fujimorismo debe hacer un esfuerzo serio en constituirse como partido político. Unir todas las tendencias y convocar a un Comité Organizador de un Congreso Fundacional. Para ello se deberá elaborar las Bases Ideológicas y Programáticas que identifique el sentimiento fujimorista. Nadie puede avanzar sin saber quién es.
El fujimorismo deberá constituirse en un partido de “derecha popular” que encarne la defensa de las libertades democráticas, de una economía social de mercado con inclusión social y la reivindicación de la obra del Presidente Fujimori. Entendamos como “derecha” a un partido que se oponga al estatismo de izquierda y su propuesta colectivista, opuesta a la libertad de los seres humanos. “Popular” porque deberá interpretar de manera genuina los intereses mayoritarios, pero no excluyentes, de la población.
A ello se deberá sumar, la construcción de una organización partidaria sólida y representada por líderes “de verdad”. Los liderazgos se validan con el trabajo diario y no con el inmovilismo.
El líder del movimiento, Alberto Fujimori, enfermo y encarcelado sigue siendo víctima del escarnio de la perseción. No sería raro y es previsible que sus condiciones carcelarias sean endurecidas, lo que agravaría su salud. Fujimori debería  hacer un pronunciamiento a sus seguidores y éste debería la base de un acuerdo político entre todos los que reivindican su obra.
El tema no es si el fujimorismo puede llegar con posibilidades a las elecciones del 2016. El pueblo le dio el encargo de ser la oposición que vele porque se siga caminando por la “senda del desarrollo” en libertad; que los sacrificios de 21 años no se vayan al agua.
En la medida que el fujimorismo interprete ese mandato y lo plasme en propuestas políticas; podrá tener la posibilidad de recibir un nuevo mandato en el 2016. Si sus “líderes” se encapsulan en sus proyectos personales y no responden a las exigencias de sus bases; habrán puesto la primera “pala de tierra” en el sepulcro. Otros movimientos caudillistas yacen en el “panteón del olvido”. No seríamos ni los primeros ni los últimos en ser olvidados por la población.
El fujimorismo debe salir del letargo y empezar a caminar¡

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